Tamara Falcó reaparece tras su ruptura con Íñigo Onieva en un evento de Kronos Homes -la promotora a la que compró el ático en el que ya no vivirá con Íñigo- en el que ha atendido a los medios con muchas dosis de educación, simpatía e incluso con cierta ironía porque entre muchas otras declaraciones sobre su estado de ánimo y planes de futuro, ha comentado que fue su madre quien filtró los vídeos.
Acostumbrada a que sus estilismos sean analizados al detalle, sabía que el de su reaparición iba a estar en boca de todos y ha decidido apostar por un look sobrio, pero con muchas dosis de sofisticación. Con el pelo recogido en una coleta y más maquillada de lo habitual, con el fin de ofrecer su mejor cara a pesar de los días que está pasando, la marquesa de Griñón ha optado por un outfit en blanco y negro de inspiración masculina diseñado por ella misma.
Para su reaparición ante los medios Tamara ha elegido un estilismo serio, pero elegante y sofisticado, en el que ha apostado por un conjunto de la colección que ha diseñado junto a Pedro del Hierro y en el que apostaba por algunos detalles que no deja lugar a dudas sobre su estirpe aristocrática.
El look estaba compuesto por un traje de esmoquin con detalles de terciopelo en la solapa y en el fajín del pantalón -un tejido de rancio abolengo-, que ha combinado con camisa blanca satinada de cuello ruffle -un detalle que se remonta a la nobleza del siglo XIX-, zapatos de salón negros con detalles metalizados, clutch plateado y varios anillos en ambas manos que no han evitado esconder la ausencia del de pedida, que ya ha devuelto a su exnovio.
Sabiendo que había mucha expectación y que todas las cámaras estaban esperándola, la marquesa de Griñón ha optado por despejar su rostro con uno de sus peinados clásicos, el cabello recogido en una coleta, enmascarando su pena tras un maquillaje más pronunciado de los que usa de manera habitual.
En su look de belleza destacan unos pómulos muy iluminados y acentuados con abundante colorete, un tip de belleza con el que se que busca el efecto buena cara, marcando los ojos con un delineado cat-eye que ayuda a despertar y elevar la mirada, aunque no ha sido suficiente para esconder su tristeza.
Ha sido en las joyas donde Tamara Falcó ha hecho un enorme despliegue evidenciando su postura sobre el compromiso con su “exnovio”, como ha dejado claro ante los medios, con la ausencia del anillo con el que hace unos días anunciaba su futura boda. En su lugar ha optado por lucir siete joyas en los dedos índice, corazón y anular de ambas manos. Para añadir más luz al rostro, ha elegido unos pendientes de oro extralargos rígidos y articulados.