Una de las alfombras rojas más esperadas del año es la que se despliega en la gala del MET, una especie de pasarela de moda en la que invitados y diseñadores hacen un despliegue de glamur y excentricidad que en algunas ocasiones, como ocurrió con el vestido de Alexandria Ocasio-Cortez, no está exento de polémica.
El tema elegido para la exposición del Costum Institute del Museo da las claves para elegir el dress code que los invitados deberán lucir en la alfombra roja, que este año será 'The Garden of time' (El jardín del tiempo), un tema que, según explicaba Andrew Bolton “es básicamente una oda a la naturaleza”, aunque generalmente tanto los invitados como los diseñadores que eligen para crear sus looks hacen su propia interpretación del tema.
Más allá de las listas de los mejores looks de la noche o de los memes que se multiplican en las redes sociales, hoy nos centramos en esos vestidos que han derivado en polémica, bien de manera intencionada o de forma involuntaria.
Miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos desde 2019 por el partido demócrata, Alexandria Ocasio-Cortez era una de las invitadas de la Gala celebrada en septiembre de 2021 en la que la temática giraba en torno a la Independencia de Estados Unidos. La congresista acudió al evento con un vestido diseñado por Aurora James que llevaba escrito en la espalda, en color rojo sangre, "Tax The Rich" (Impuestos a los ricos), precisamente en un evento en el que por una mesa completa se pagan unos 275.000 dólares.
El vestido se convirtió en polémica y no solo por la cita que lleva escrita al dorso, sino porque el modelo no pertenecía a Ocassio-Cortez sino que, según sus palabras, lo había “tomado prestado” de la diseñadora. Esta expresión, que parecía indicar que el vestido fue un regalo de la diseñadora, alertó a la Fundación para la Rendición de Cuentas y la Confianza Cívica, que entendió que no era más que una forma de evitar responsabilidades, ya que las normas de la Cámara de representantes les prohíbe aceptar regalos.
El problema es que, aunque Alexandia Ocassio-Cortez hubiera pagado su vestido, su maquillaje y su peinado, hubiera sido criticada por su mera asistencia a la gala dado el elevado precio de la entrada, unos 30.000 euros, que ella justificó como parte de sus responsabilidades en la supervisión de las instituciones culturales. Una justificación que muchos se tomaron como una burla.
Desde el anuncio del ‘dress code’, "Cuerpos celestiales: moda e imaginación católica", la gala de 2018 ya se preveía polémica y la alfombra roja no defraudó. Numerosos looks levantaron ampollas, pero sin duda fue el de Rihanna el que más revuelo levantó. La cantante apareció vestida de papisa con un look de Maison Margiela bordado de perlas compuesto por un minivestido corsé coordinado con una capa y rematado por la mitra pontifical.
La idea de Kim Kardashian de lucir el vestido con el que Marilyn Monroe cantó el ‘Happy birthday Mr. President’ a John Fitzgerald Kennedy fue otra de las sonadas polémicas de la gala del MET, en esta ocasión, la celebrada en mayo de 2022. La noche exigía un atuendo adecuado para el tema “Gilded Glamour” que, como cada año, admite cientos de interpretaciones.
La empresaria, decidida a petarlo en la alfombra roja, se sometió a una estricta rutina que le permitiera entrar en la talla de la icónica actriz y según explicó "Me ponía un traje de sauna dos veces al día, corría en la cinta, me quité por completo el azúcar y los carbohidratos y solo comía verduras y proteínas sanas". Pero más allá de los sufrimientos a los que tuvo que someter su cuerpo, la polémica giró alrededor del vestido, una pieza del museo Ripley's Believe It or Not que, según afirmaron los medios, quedó destrozado después del evento.
El propio museo desmintió lo que calificaron como un bulo, declarando que "Desde la parte inferior de la escalinata del MET, donde Kim se metió en el vestido, hasta la parte superior, donde fue devuelto, el vestido estaba en las mismas condiciones en las que empezó", un desmentido que no impidió que en 2022 se prohibieran en la gala los vestidos de valor museístico.
En esa misma edición, Cara Delevingne no generó polémica por su vestido, sino precisamente por su ausencia. Parecía que la modelo había interpretado el ‘dress code’ de manera libre, apareciendo en la alfombra roja con un frac rojo de inspiración circense ideado por Rob Zangardi y Mariel Haenn.
La sorpresa llegó cuando en la alfombra roja se deshizo de la chaqueta y no porque en la gala del MET no se hayan lucido cuerpos bajo vestidos 'naked dress', que han sido numerosos desde aquella inolvidable pieza que lució Cher, sino porque apostó por un topless revelando un torso desnudo pintado de dorado. Un look que para algunos se convirtió en icónico, pero que muchos no vieron adecuado para la gala del MET.