Las redes sociales están completamente integradas en nuestras vidas, y eso implica que la forma de comunicarnos haya experimentado cambios que no siempre son positivos. Ligar y conocer gente a través de las redes o de las dating app está a la orden del día, y ya no podemos entrar en el debate de si es una buena forma de hacerlo o no, porque está claro que sí, pero la forma de hacerlo es diferente al “cara a cara” y en ocasiones vamos aprendiendo sobre la marcha. Uno de los aprendizajes que puede que ya hayas experimentado tú misma (porque te lo han hecho o lo has hecho) o a través de tus amigos y conocidos es que se ha extendido una forma de ruptura conocida como “ghosting”.
El funcionamiento es bastante similar en la mayoría de casos: dos personas se conocen a través de una app para ligar o de una red social y llegan a tener citas. La comunicación parece ir bien para una de las dos personas, pero en un momento dado la otra desaparece sin decir nada y sin previo aviso. De la noche a la mañana deja de contestar a los mensajes y a las llamadas, e incluso puede llegar a bloquear al otro. Y si ese otro eres tú, lo más normal es que no entiendas qué puede haber ocurrido, pero sin lugar a dudas entiendes que la otra persona no quiere saber nada de ti, con todo el daño que eso supone.
Dada la agilidad con la que funcionan la relaciones virtuales, se podría pensar que quien sufre ghosting es capaz de pasar página de un día para otro, pero lo cierto es que se trata de un rechazo en toda regla que no se supera con facilidad, sino de manera lenta y, por supuesto, dolorosa. Cualquier ruptura es dolorosa, pero las que se producen así, sin previo aviso y sin darnos la opción de respuesta requieren de un proceso de asimilación añadido, porque nos obligan a reconocer por nosotros mismos que nos han dejado, ya que no se ha hecho de manera explícita. Y eso implica asumir no solo que no quieren estar con nosotros, sino que han querido desaparecer del todo de nuestra vida. Necesitamos un desenlace para hacer borrón y cuenta nueva, y el ghosting no nos da esa opción. Pero eso no quiere decir que no seamos capaces de superarlo, y para ayudarte a conseguirlo en el caso de que alguna vez vivas esta experiencia queremos darte una serie de consejos:
Las relaciones en esta era digital son más proclives a crear confusión, y en ocasiones nos llevan a no saber distinguir quiénes son amigos o conocidos, y cuando lo sentimental entra en juego el lío puede ser mayor. Por eso, si nos hacen ghosting lo primero que tenemos que plantearnos es si se trataba de una relación por la que realmente merece la pena que nos sintamos mal. Es decir, no estaba lo suficientemente avanzada como para que mereciera la pena dar más explicación si uno de los dos no quería continuar, ni le conocías lo suficiente como para que te deba afectar más de la cuenta.
No queremos, de ninguna manera, justificar el ghosting, ya que difícilmente tiene disculpa y es claramente un acto desconsiderado. Pero por suerte no todos tienen la misma importancia, y en ocasiones basta con apartar de nuestra vida y nuestra mente a quien nos los hace sin darle mayor peso al asunto.
En ocasiones no hay ninguna duda de que se había creado una relación en la que ambos erais importantes para el otro, por lo que es inevitable que quieras averiguar si existen problemas de tipo personal que han hecho que la otra persona suspenda su vida social de manera radical, o si se trata de que te está ignorando de manera deliberada.
No nos engañemos, no es lo habitual, pero también es posible, así que si la relación lo merece es muy lícito que quieras saber si la otra persona está bien. En cualquier caso, el ghosting nos deja pocas posibilidades para actuar, así que a menos que tengamos alguna pista que nos lleve a pensar que ocurre algo ajeno a nosotros, lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos es aceptar que la comunicación ha terminado, sea por el motivo que sea.
Si alguien se marcha sin decir adiós no ofrece ningún motivo claro para que te puedas sentir responsable de que la relación haya terminado. Eso no quita que nos preguntemos si hemos hecho algo que haya podido herir a la otra persona, pero sin motivos claros tampoco puede haber culpa. En el momento en que tienes claro que te ha hecho ghosting de manera deliberada y sin darte motivos, debes dejar de preocuparte por lo que pueda sentir el otro o por lo que le haya podido mover a actuar así y preocuparte solo por ti y tu bienestar.
En un primer momento enfadarse es inevitable, pero debes cuidar de ti, por lo que dejar que crezca el enfado o alimentarlo de manera obsesiva solo puede perjudicarte. No malgastes tu tiempo en alguien que no lo merece y empléalo en buscar la forma de sentirte bien.
Y, por supuesto, nada de pensar en venganzas, o solo conseguirás hacerte daño de manera innecesaria. Eso sí, si la persona que te ha hecho ghosting intenta retomar el contacto, estás en todo tu derecho de no aceptarlo, sin sentirte culpable por ello.