Joana Sanz ha reaparecido en sus redes sociales cuando ha pasado justo un día desde que Dani Alves haya sido declarado culpable por un delito de agresión sexual. La modelo, que durante este último año ha optado por llevar un perfil bajo y no pronunciarse demasiado sobre este asunto, ha roto su silencio un día después de que saliera a la luz la sentencia condenatoria que no es firme y que puede ser recurrida.
A través de su cuenta de Instagram, en donde suma más de novecientos mil seguidores, la joven ha roto su silencio y ha respondido a todos aquellos que la critican por seguir haciendo su vida al margen de la polémica de el exjugador del Barcelona. "Estaba pensando si darle o no más bombo a titulares incoherentes, pero sorprende bastante que tan feministas para unas cosas, pero para otras...", ha comenzado diciendo.
La joven, harta de tener que escuchar críticas, ha desvelado algunos de los mensajes que está recibiendo en las últimas horas: "Me están diciendo frívola, niñata, ya... ¿por qué?¿Por qué estas trabajando? Pero luego, si no estoy trabajando es porque me están pagando las cuentas o barbaridades peores que he escuchado, en fin, el caso es criticar".
Por su parte, ha querido resaltar que es su cuenta personal y que ella decide qué publicar o no: "Y otra cosa, lo que publique yo en mis redes sociales no es mi veinticuatro siete y no siempre tiene que ser como me siento o como me dejo de sentir". Finalmente, ha subrayado que solo su entorno más cercano sabe cómo se siente realmente: "Cuando yo me abro y quiero expresar mis sentimientos lo hago, y cuando no, pues no tengo por qué. Ósea, eso lo saben mis amigos, lo sabe mi entorno, que son al final los que están conviviendo conmigo, así que dejen de guiarse por titulares malintencionados o transgiversados. A trabajar gente, que la nevera no se llena sola".
Tras más de un año de prisión preventiva, la sección 21 de la Audiencia ha declarado culpable al exjugador del Barcelona a cuatro años y medio de cárcel, cinco de libertad vigilada (que consiste en una medida de seguridad no privativa de libertad que somete al condenado a estar en vigilancia durante un periodo de tiempo) y nueve años de alejamiento de la víctima (con dos prohibiciones: una distancia de mil metros con respecto a su domicilio o lugar de trabajo a menos de mil metros de distancia y la de comunicarse con ella. Además deberá pagar una cuantiosa indemnización de 150.000 euros por un delito de agresión sexual por el daño moral y las lesiones y deberá pagar dos meses de multa con una cuota diaria de 150 euros. Una pena que se ha visto reducida ya que la Fiscalía pedía nueve años y la acusación particular doce.