Paz Vega y Orson Salazar se dieron el ‘sí, quiero’ en un discreto enlace llevado a cabo en Caracas el 18 de marzo de 2002, y con motivo de este aniversario, este fin de semana celebraban sus dos décadas de amor en Málaga rodeados de su gente, entre los que se encontraban Luis Tosar o Miguel Ángel Muñoz.
El aniversario de bodas coincidía con una fiesta organizada por el propio Orson a través de su empresa de eventos Bulubú, que se aliaba con el Festival de cine de Málaga para organizar una jornada llena de elegancia. Un marco ideal para reunir a los amigos en esta fiesta donde disfrutaron y repasaron todo lo bueno y malo que han vivido como matrimonio durante estos veinte años.
“En estos 20 años hemos vivido juntos muchos momentos inolvidables. Hemos descubierto el mundo de la mano. Hemos reído, hemos llorado. Tenemos la sensación de haber exprimido cada instante y lo hemos hecho juntos”, comentaba la pareja en una entrevista exclusiva para Vanity Fair, donde desvelaban la clave para mantener viva la llama del amor después de tanto tiempo.
“Cuando sientes que tienes que luchar para conservar a tu pareja, mal asunto. Es justo lo contario. Ni secretos, ni esfuerzos extraordinarios. Lo que hay es amor, respeto, complicidad, admiración y ganas de estar juntos. Un proyecto de vida en común que nos ilusiona y ordena nuestra existencia”, hablaban claro de las bases de su relación.
El matrimonio tiene tres hijos que son sus auténticos tesoros: Orson Jr., Ava respectivamente, con los que mantienen una estrechísima relación basada en la confianza. “Hay que dejarlos volar que vayan asumiendo la responsabilidad que conlleva ser adulto, pero siempre estando muy cerca, ahora más que nunca. Para ellos soy su madre, más allá de la actriz que hace películas. No le dan ninguna importancia porque de hecho no la tiene”, entiende la postura de sus vástagos.
Paz y Orson creen que su cometido como padres es proporcionarles las herramientas necesarias para cuando crezcan desarrollen sus capacidades dedicándose a algo que les haga plenamente feliz, aunque aún desconocen si basarán su futuro en la interpretación o en otro ámbito totalmente diferente. “Ni siquiera ellos lo saben todavía. Si alguno sigue mis pasos, yo encantada. Y si no, también. Lo importante es que amen su profesión y se sientan plenos desarrollándola”, asume el matrimonio, que de momento está gestionando “muy bien” la adolescencia de estos tres niños.