Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa han roto. Y lo han hecho para siempre. Así se lo ha confirmado la protagonista de esta noticia a ¡Hola!, su revista de cabecera, que de forma abrupta oficializa el fin de la historia de amor entre la socialité y el premio Nobel después de ocho años de relación. Una inesperada separación que se produjo hace apenas unos días, a mediados de diciembre, y sobre la que ya se conocen los motivos que la habrían dinamitado.
Aunque desde el medio ya mencionado aseguran que la madre de Tamara Falcó está triste por esta situación, sus declaraciones son contundentes: “Mario y yo hemos decidido poner fin a nuestra relación definitivamente”. Además, consciente de la repercusión pública de esta decisión, Isabel ha pedido respeto y compresión tanto a los medios de comunicación como a sus amigos para que les ayuden a gestionar este trance.
Por muchas rupturas de las que hayamos sido testigos en este trágico año para el papel couché, pocos habrían imaginado despedirlo con esta. Especialmente después de que Tamara, la única hija que Preysler tuvo con el difunto Carlos Falcó, copase la actualidad rosa al separarse de Íñigo Onieva 24 horas después de anunciar su compromiso a raíz de unas comprometidas imágenes en las que él le estaba siendo infiel. Pero Isabel, la matriarca, sigue siendo la reina de corazones.
Hace unos meses, poco antes de que su hija la adelantase en esto de ser noticia, los rumores de crisis entre Mario Vargas Llosa y la exmujer de Julio Iglesias sonaron más que en anteriores ocasiones. Sin embargo, ante la tranquilidad de ella a la hora de desmentir cualquier tipo de problema en su relación, todo parecía estar en orden. Es más, en el último encuentro de Isabel con la prensa, ésta daba detalles de su futuro con el escritor, con el que aseguraba estar atravesando un momento estupendo.
Esta aparente estabilidad no se contradice con la información que maneja ¡Hola! Según han podido saber, el fin de esta historia ha sido tan inesperado para nosotros como para Preysler. Todo surgió, en palabras textuales de la revista, por una “escena de celos infundados” que, tras una discusión, provocó que el autor de ‘La fiesta del chivo’ abandonase para siempre la casa de Puerta de Hierro en la que han estado conviviendo hasta mediados de este mes.
Visto que su intención no es regresar y que se ha instalado en el piso que tiene en la Puerta del Sol de Madrid, el medio (y la propia Isabel) defienden que este final ha de ser definitivo. “Ya había sucedido en una ocasión antes por la misma causa, y que esta actitud sea recurrente es lo que ha convencido a Isabel de que no merece la pena seguir apostando por una relación sin futuro que a los dos les hace infelices”, cuentan en el interior de la revista.