Todo saltó un 12 de agosto. Iker Casillas y Sara Carbonero abrían una nueva etapa tras abandonar Oporto para recuperar la vida que iniciaron juntos en España. Ambos estaban en plena mudanza, dejándolo todo listo para volver a asentarse en la casa que ambos adquirieron en La Finca cuando iniciaron su relación hace ya más de una década. Venían de enfrentarse a un reto complejo: al infarto de miocardio que obligó al portero a abandonar el deporte de élite se sumó el cáncer de ovario del que la periodista aún se estaba recuperando. Pero unas declaraciones del futbolista nos pusieron sobreaviso.
"Quizá no haya estado todo lo que tendría que haber estado al lado de Sara". Estas palabras cedidas a Semana de las que el futbolista se desvinculó fueron el principio de una serie de catastróficas desdichas que nos han llevado al punto en el que nos encontramos ahora. La pareja ha anunciado su separación. Una triste noticia que se confirma diez años después de aquel beso que paralizó el planeta y que marcará un punto de inflexión en la vida familiar que formaron con la incorporación de Martín y Lucas, sus hijos de 7 y 4 años.
Justo cuando estaban asentados en la capital, a donde Casillas llegó con un contrato firmado con el Real Madrid para convertirse en el nuevo asesor de Florentino Pérez, se filtró que el portero había adquirido un nuevo inmueble. Sus planes siempre fueron residir en su mansión de 750 metros cuadrados de La Finca, esa que ya ocuparon otros vips como Lydia Bosch y su exmarido y que cuenta con cinco dormitorios, seis baños, una cocina, dos salones, un cuarto para el servicio. Pero el hecho de que decidiese comprarse otro piso en el centro de Madrid comenzó a chirriar.
Se trataba de una casa en la calle Pintor Rosales, cerca del Parque del Oeste, por la zona de Moncloa. "Todos mis amigos viven en Móstoles y Fuenlabrada y desde allí hay salida directa a la carretera de Extremadura", alegó el propio Iker en aquella entrevista para Semana. Lo que no se entendió fue que la vivienda estuviese escriturada a su nombre, sin Sara como copropietaria. Una vez se hizo con ella, Casillas decidió reformarla y adecuarla para entrar a vivir. Unas obras que debían haber finalizado el pasado mes de enero pero que se han visto retrasadas por la pandemia.
Cuando ya habíamos escuchado rumores de una posible separación pero no existía declaración alguna por parte de los protagonistas, Sara Carbonero era ingresada en la clínica Universidad de Navarra de Madrid para someterse a una intervención de urgencia. En aquel momento pudimos ver a Iker Casillas diariamente en el hospital sin separarse de la madre de sus dos hijos. La pareja abandonó finalmente juntos la clínica saludando a la prensa, tal y como puedes ver en este vídeo:
Y tan solo unos días después de que la periodista anunciase que se estaba recuperando con éxito de su operación y volviese al trabajo, la revista Lecturas publicaba en exclusiva que ambos ya hacían vidas separadas y que sus familiares y amigos eran conocedores de la situación. Sin duda, una noticia que impactó a pesar de los rumores que llevan meses coleando sobre su relación. La pareja, ajena siempre a todo tipo de comentarios, no quiso confirmar ni desmentir esta noticia, pero sí lo hizo la revista ¡Hola!, que aseguraba que ambos seguían juntos y viviendo en la casa familiar.
Pero tan solo horas después de que saltase la noticia, y tras las especulaciones que comenzaban a girar sobre su matrimonio, ellos mismos confirmaban su ruptura con un comunicado en sus redes sociales. Con la misma fotografía y el mismo texto, ambos aseguraban sentirse “enormemente orgullosos” de la familia que han formado en once años de relación y del amor “que nos ha llenado de felicidad”. “Hoy, nuestro amor de pareja toma caminos distintos pero no lejos puesto que continuaremos juntos en la maravillosa tarea de seguir siendo padres dedicados, como hasta ahora lo hemos hecho”, aseguraron públicamente, dejando claro también que había sido una decisión “muy meditada y de mutuo acuerdo”.