El 14 de mayo de 2004 marcó un hito en la historia de las realezas europeas cuando el Príncipe Federico de Dinamarca se unió en matrimonio con Mary Donaldson, una joven ‘común’ procedente de Australia. La boda real, celebrada en la Catedral de Copenhague, capturó la atención del mundo entero por su encanto y esplendor. Una ceremonia en la que además, destacaron los estilismos del resto de ‘royals’ y cómo no, la que por aquel entonces fuera todavía princesa, Letizia, quien se alzó con el título a la mejor vestida del enlace (con el permiso de la esposa, claro está) con un diseño rojo firmado por Lorenzo Caprile que todavía hoy figura entre sus looks más icónicos.
Un vestido de seda salvaje rojo pasión que se ajustaba a su figura en la parte superior y que terminaba con una amplia falda con vuelo. El escote barco incluía unas mangas semitransparentes de gasa que subían por la espalda y hacían que el cuello de la prenda adquiriese forma de trapecio. Sin duda fue todo un acierto el moño bajo con ondas al agua con el que lo acompañó y que remataron el estilismo. Pero ella no fue la única, recopilamos otros de los modelos que más atención suscitaron.
Otra de las que marcó la diferencia en aquella ocasión gracias a un ‘total look black’ donde el vestido de satén negro incluía un batín semitransparente con encaje que quedaba rematado con un lazo en el costado. Una elección de aires lenceros con la que no pasó desapercibida.
Su elección fue tan llamativa como comentada. Un conjunto de Christian Lacroix en el que destacaba el abrigo oversize fucsia y rojo cargado de volúmenes.
Lució espectacular con un vestido rosa empolvado firmado por Valentino confeccionado en crepé de seda, con amplios volantes que lo recorrían y escote asimétrico drapeado.
Sobria y muy elegante con un vestido gris pizarra de seda con encaje en el escote y una falda cargada de movimiento con un chal a conjunto. Por su parte, Paola de Bélgica apostó por un estilismo azul turquesa con un patrón similar al de la Reina Sofía que incluía un pequeño abrigo de seda con voluminosas mangas.
Eligió un dos piezas azul pastel compuesto por una falda de corte sirena y una torera con amplias solapas y abotonadura frontal del mismo tono.
Se decantó por un vestido de jacquard rojo oscuro con un corte muy pulido y pronunciado escote en uve que combinó con una torera del mismo tejido en verde pistacho.
Junto con la infanta Elena, fue una de las más llamativas del evento con un vestido azul celeste palabra de honor con rayas diagonales naranjas, clutch forrado del mismo material y unos largos guantes de raso blancos.
Fue una de las pocas que abogó por los estampados con un romántico vestido de gasa con grandes flores y escote Bardot con un ligero drapeado.
Una de verde pistacho y la otra de rosa empolvado, lucieron dos favorecedores estilismos con los que se hicieron con toda la atención.